domingo, 24 de mayo de 2009


Emilia estaba muy mal con la partida de Alicia. Lloraba todo el día, no se controlaba. Era realmente patético. Cara-de-Loco emulaba en carretes lo que sintió esa única vez, sin muchos resultados, pero con juerga y diversión de por medio. El perreo.
Unos ojos bellos se toparon con él. Hojas, hojarascas, nueces, montaña.
Cara-de-loco emulaba lo que sintió esa única vez, y eso lo hacia feliz. ¿Tendrá que ver con la primera escena de su vida?
Quizás la falta de experiencia es lo que le ha tocado, y gusta que así sea tocado el tema. El perreo Chacalonero.
Quizás en la calma de una pieza llena de elementos y vacía está la esencia de una vida. Quizás en una cucharita está el resumen de la existencia. Quizás el rojo sea el poder que revive a los que están más muertos que los muertos. En fin. El perreo y la piscola.
Emilia llora pero en una semana estará mejor. Irá a una disco, donde también estará Cara-de-Loco. Se encontrarán, bailarían, y unirán su carencia de Alicia con el otro, pero no se darán cuenta. Ellos no se aman. Aman el vacio que dejó Alicia, y suplen el vacio con el vacio del otro como si eso fuera Alicia.
A él le interesa la concentración, y Emilia lo hace bastante bien. No se que es lo que le interesa Emilia.
Juan Pullet, mira mientras juega a las cartas con Pablo (que es guapo verde) y Alba (idem, pero en femenino)
La Emilia está embarazada, embarazada del Vacío.
Alicia se fue, ya no está, no la podemos ver, no la puedo sentir, no la podemos oler, ya no la podemos ver vivir.

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