domingo, 31 de julio de 2011

encuentros


Corría abril.

La cosecha era buena de modo que la droga que se fuma corría por toda la casa
Una fiesta gigante.
Piscina llena de botellas. Un perro ebrio. Una bodega-motel. Un dueño de casa hecho pico. Padres en la playa.
Música reggae-punk, más conocido como Ska, haciendo bailar a todos los concurrentes.
Déjame decirte que eran bastantes.
Estaban los clásicos chicos de la secundaria, los notables de papel.
Esas elites que se autodenominan elites.
Ja, me dan risa ese tipo de cosas.
Entre toda esa gente estaba la chica, la artista. La que actúa, canta, esa chica morena de senos voluptuosos y amiga de todos. Me saludó calurosamente y hablamos casi una hora. Hablamos de las mujeres y los hombres y Marte y Venus. De que las fuerzas que ayer nos ataban, ahora, solo nos unían, y que su ex, el que toca blues en guitarra, se comportaba como un imbécil. Le nombre algunas fechorías y ella me contó algunos pecados perdonables. Nos reímos bastante aquella noche
Ya no me acuerdo cuanto rato pasó El alcohol y las drogas habían hecho efecto.
Luego hablé con el jipi de lentes. Lo mismo de siempre, cine y cocina.
Después me dio hambre y participe en los saqueos en la cocina.

Así fue pasando la noche, vagando entre la gente y fumando y fumando.
No recuerdo con cuanta gente hable después, ni de qué, ni sus caras, ni sus nombres ni nada. Pero no le di importancia, por que si hubiese conversado de algo relevante, ahí si que me acordaría.
Claro que me acordaría, por que de hecho me acuerdo del único hecho realmente relevante de aquella noche, aparte de las conversaciones ya nombradas..
Era extraño. Era muy avanzada la noche. La noche.
Pero aun así había muchísima gente.
A pesar de que estaba completamente ebrio, me mantenía de pie.
O sea en verdad en ese momento estaba sentado. Lo que quiero decir es que seguía con ánimos y despierto, ósea, de pie.
Estaba sentado conversando con alguien irrelevante.
De pronto un pie descalzo pisa mi mano apoyada en el piso del jardín de la casa, al lado de la piscina llena de botellas y el perro ebrio , y la casa sin padres y el dueño de casa hecho pico, a eso de las cuatro o cinco de la mañana.
¿Que hace un pie descalzo en medio de ese mar de gente ebria de melancolía y drogada en rutina, que creen que se drogan con drogas que no se fuman y son de la elite de papel, la que reproduce miedo y no contribuye en nada?
¿Que hace un pie descalzo en medio del patio lleno de colillas apagadas y fétidas?

Miro hacia arriba.
La dueña del pie descalzo me dice perdón mientras yo la miro con mi mejor cara de estúpido. Le pregunté la pregunta más tonta que le podría haber hecho. Quizás desde ese momento me comenzó a dejar de preocupar el aspecto de la gente.
¿Por qué estas sin zapatos?
Ni me acuerdo de la respuesta, pero no tiene importancia tampoco.
Nada lo tenía hasta ese momento. Cuando me pisó un pie descalzo me percaté de aquello.
Por primera vez me perdí una mirada
Hablamos 48 minutos, y 37 segundos.
Sentí lo que después la chica artista, la de los senos voluptuosos, describiría como un enamoramiento obsesivo.
Su pelo corto, sus natty dreads(1), sus pantalones manchados con oleos, su ligereza al hablar, su sencillez, su ropa andrajosa, me descolocaron.
Hablamos de música y de nuestros proyectos a futuro.
Ella hablaba de sus deseos.
Yo la deseaba con un pichintún de lujuria.
Sus senos pequeños y su cola paradita me volvieron loco.

Luego me dijo adiós así como si nada. Me dio un beso en la mejilla.





No recuerdo como pero amanecí como a las 3 de la tarde, en mi casa.
Por supuesto que lo primero que pensé esa tarde fue en ella.

Hable con ella, todos los días de la primera semana. Nos contamos de nuestras vidas y también jugábamos a los poemas.

La segunda semana solo hable con ella tres días. Hablamos de Blur, un grupo de música. Hablamos de los ovnis. No hablamos de nada, solo nos reímos.

La tercera semana, la chica de senos voluptuosos me dijo que la chica descalza lleva un año y medio pololeado, que como era tan huevón , que me estaba pasando rollos, que no podía entrar a interrumpir una relación, que la estaba puro cagando ,que ella me lo había dicho esa misma noche y que de puro ebrio no me acordaba.

Fuerte.

Creo que gracias a la chica descalza comencé a escribir.

Un par de meses después se fue a vivir al norte con unos artesanos.
La veo como una vez al año, y es la coincidencia lo que nos une.
Como estás, que es de tu vida.

En fin.
El mundo esta lleno de encuentros así.

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